Sindrome de comida nocturna
Aunque este síndrome no se recoge como tal en los manuales diagnósticos, es un trastorno que aparece con frecuencia en la práctica clínica.
Las personas que lo padecen presentan una forma de alimentación que se caracteriza por no comer nada o muy poco durante la mañana (desayuno, almuerzo, incluso comida) y empezar a hacerlo al atardecer, pudiéndose prolongar la ingesta hasta la madrugada.
Más de la mitad de las calorías consumidas a lo largo del día se consumen entre la medianoche y las 6 de la mañana. Desde la mañana hasta las 6 de la tarde solo han ingerido 37% de toda la comida del día, mientras que las otras personas ya habían consumido el 74%.
Estudios realizados en Noruega y en la Universidad de Pensilvania han demostrado que todos los comedores nocturnos tenían niveles más bajos de melatonina (que regula nuestro “reloj biológico”, hormona que influyen en el ritmo circadiano del cuerpo) entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana y niveles mas altos de cortisol (hormona del estrés).
Los personas que lo padecen tienen problemas para conciliar el sueño, que puede verse perturbado por episodios de apnea (dificultades respiratorias y pausas respiratorias prolongadas mientras se duerme) debidos, en parte, a la acumulación de comida sin digerir en el estómago. En consecuencia, pueden presentar episodios de somnolencia durante el día.
Algunos pacientes llegan a comer de forma descontrolada en fases de sonambulismo. Este atracón noctámbulo se recuerda de forma muy confusa e incluso se produce sobre patrones totalmente inconscientes, pudiendo llegar a quemarse por intentar cocinar o calentar comida. Si los familiares enfrentan al paciente con la realidad de lo ocurrido, a éste le cuesta creerlo, y si se despierta mientras está comiendo, suele sentir una gran ansiedad cuando se da cuenta del nivel de descontrol alcanzado. Las personas con este síndrome experimentan vergüenza, culpa y ansiedad por comer así, pues lo interpretan como una forma de "vicio" y glotonería. Por ello tienden a ocultarlo a los demás y difícilmente piden ayuda.
El tratamiento requiere fijar unas pautas de organización alimentaria y posiblemente, una comprensión profunda de por qué se produce esta necesidad de comer por la noche. No es infrecuente que el deseo de atracón esté ligado al despertarse por la noche o de la siesta, por lo que encuentran una asociación sugestiva con el mundo de los sueños.
Igualmente, los pacientes se benefician del tratamiento farmacológico con Melatonina que les ayuda a dormir adecuadamente durante la noche, siempre que esté prescrito por un profesional adecuado.
Las personas que lo padecen presentan una forma de alimentación que se caracteriza por no comer nada o muy poco durante la mañana (desayuno, almuerzo, incluso comida) y empezar a hacerlo al atardecer, pudiéndose prolongar la ingesta hasta la madrugada.
Más de la mitad de las calorías consumidas a lo largo del día se consumen entre la medianoche y las 6 de la mañana. Desde la mañana hasta las 6 de la tarde solo han ingerido 37% de toda la comida del día, mientras que las otras personas ya habían consumido el 74%.
Estudios realizados en Noruega y en la Universidad de Pensilvania han demostrado que todos los comedores nocturnos tenían niveles más bajos de melatonina (que regula nuestro “reloj biológico”, hormona que influyen en el ritmo circadiano del cuerpo) entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana y niveles mas altos de cortisol (hormona del estrés).
Los personas que lo padecen tienen problemas para conciliar el sueño, que puede verse perturbado por episodios de apnea (dificultades respiratorias y pausas respiratorias prolongadas mientras se duerme) debidos, en parte, a la acumulación de comida sin digerir en el estómago. En consecuencia, pueden presentar episodios de somnolencia durante el día.
Algunos pacientes llegan a comer de forma descontrolada en fases de sonambulismo. Este atracón noctámbulo se recuerda de forma muy confusa e incluso se produce sobre patrones totalmente inconscientes, pudiendo llegar a quemarse por intentar cocinar o calentar comida. Si los familiares enfrentan al paciente con la realidad de lo ocurrido, a éste le cuesta creerlo, y si se despierta mientras está comiendo, suele sentir una gran ansiedad cuando se da cuenta del nivel de descontrol alcanzado. Las personas con este síndrome experimentan vergüenza, culpa y ansiedad por comer así, pues lo interpretan como una forma de "vicio" y glotonería. Por ello tienden a ocultarlo a los demás y difícilmente piden ayuda.
El tratamiento requiere fijar unas pautas de organización alimentaria y posiblemente, una comprensión profunda de por qué se produce esta necesidad de comer por la noche. No es infrecuente que el deseo de atracón esté ligado al despertarse por la noche o de la siesta, por lo que encuentran una asociación sugestiva con el mundo de los sueños.
Igualmente, los pacientes se benefician del tratamiento farmacológico con Melatonina que les ayuda a dormir adecuadamente durante la noche, siempre que esté prescrito por un profesional adecuado.