Terapia basada en la Atención Plena (Mindfulness)
Se está utilizando en gran número de patologías psicológicas y, al mismo tiempo, cada vez se acepta más que muchos trastornos psicológicos tienen como núcleo esencial de su patología las dificultades emocionales.
La primera intervención que fue evaluada Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR; Kabat-Zinn) se combino posteriormente con la terapia cognitivo-conductual.
La conciencia de la experiencia del aquí y el ahora con aceptación implica prestar atención sostenida de forma intencional a la experiencia sensorial, cognitiva y emocional del momento presente, sin elaborar o juzgar lo que se percibe.
Un meta-análisis actual ha puesto de manifiesto que las 5 elementos incluidos en mindfulness son: Actuar con conciencia; No juzgar; No reaccionar; Describir la experiencia; Observar.
Mindfulness puede considerarse como una técnica que facilita la autonomía personal, la capacidad de la persona para actuar de acuerdo a sus intereses personales más que dejarse llevar por impulsos. La regulación emocional a través de la atención plena representa la capacidad para ser consciente sin tener en cuenta la valencia de la emoción que se experimenta. No exige la supresión de la emoción, ni tratar de conceptuarla, ni de alterarla.
Procesos psicológicos subyacentes a mindfulness: El proceso más saliente es el efecto colateral de relajación y no el proceso nuclear enfocado a conseguir y cultivar la introspección y comprensión a través de la percepción directa de la experiencia de cada momento sin juzgar ni elaborar.
Considerar los pensamientos introspectivos como transitorios, sucesos mentales insustanciales, incrementa la adaptación de las respuestas a los retos surgidos. Permite una mayor flexibilidad cognitiva, reduce la rumiación obsesiva, disminuye la regulación de los sistemas defensivos e incrementa la conducta adaptativa.
La conciencia no reactiva proporciona la oportunidad de examinar todos los pensamientos y emociones de forma no sesgada, en vez de actuar de forma compulsiva para alterar lo percibido o evitarlo mediante la distracción, supresión o elaboración.
En el contexto de las relaciones interpersonales y desde la aceptación de uno mismo, facilita una relación con vínculos seguros en vez de la utilización de conductas de escape y evitación.
Se está utilizando en gran número de patologías psicológicas y, al mismo tiempo, cada vez se acepta más que muchos trastornos psicológicos tienen como núcleo esencial de su patología las dificultades emocionales.
La primera intervención que fue evaluada Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR; Kabat-Zinn) se combino posteriormente con la terapia cognitivo-conductual.
La conciencia de la experiencia del aquí y el ahora con aceptación implica prestar atención sostenida de forma intencional a la experiencia sensorial, cognitiva y emocional del momento presente, sin elaborar o juzgar lo que se percibe.
Un meta-análisis actual ha puesto de manifiesto que las 5 elementos incluidos en mindfulness son: Actuar con conciencia; No juzgar; No reaccionar; Describir la experiencia; Observar.
Mindfulness puede considerarse como una técnica que facilita la autonomía personal, la capacidad de la persona para actuar de acuerdo a sus intereses personales más que dejarse llevar por impulsos. La regulación emocional a través de la atención plena representa la capacidad para ser consciente sin tener en cuenta la valencia de la emoción que se experimenta. No exige la supresión de la emoción, ni tratar de conceptuarla, ni de alterarla.
Procesos psicológicos subyacentes a mindfulness: El proceso más saliente es el efecto colateral de relajación y no el proceso nuclear enfocado a conseguir y cultivar la introspección y comprensión a través de la percepción directa de la experiencia de cada momento sin juzgar ni elaborar.
Considerar los pensamientos introspectivos como transitorios, sucesos mentales insustanciales, incrementa la adaptación de las respuestas a los retos surgidos. Permite una mayor flexibilidad cognitiva, reduce la rumiación obsesiva, disminuye la regulación de los sistemas defensivos e incrementa la conducta adaptativa.
La conciencia no reactiva proporciona la oportunidad de examinar todos los pensamientos y emociones de forma no sesgada, en vez de actuar de forma compulsiva para alterar lo percibido o evitarlo mediante la distracción, supresión o elaboración.
En el contexto de las relaciones interpersonales y desde la aceptación de uno mismo, facilita una relación con vínculos seguros en vez de la utilización de conductas de escape y evitación.